Sí, claro. Primero le pide al niño que no la moleste, luego amenaza con pegarle, trata de complacer al niño haciendo la pelota que no podía comprar, luego le quita la pelota y lo manda a comprar dulce de membrillo. Seguramente la abuela también sienta una gran frustración por no poder comprar la pelota de colores que insistentemente mira al niño con sus colores, por eso la tristeza manifiesta en el dulce de membrillo: “Ella volvió a negármela pero me mandó a comprar dulce de membrillo. (Cuando era día de fiesta o estábamos tristes comíamos dulce de membrillo).”
La abuela pobre trata de complacer al niño ante la falta de dinero para comprar la pelota que él quería, esta aunque no tan sofisticada logra su cometido, entretener al niño, divertirlo, hacerlo jugar. Ella sabe que no va a morirse de tristeza, por eso su gran risa ante la manipulación del nieto, nadie se muere de tristeza aunque se sea pobre y haya que comer dulce de membrillo para olvidarlo.