Durante el día el Guazubirá se refugia en el monte natural y, al atardecer, empieza su actividad y pasta en campos y sembrados hasta el amanecer.
Tiene muy desarrollados los sentidos, sobre todo el auditivo y visual. Actúa con timidez, pero también con astucia; ante un peligro se queda quieto manteniéndose alerta
y en tensión, y solo emprende la fuga cuando advierte que ha sido visto.
Se desplaza muy rápido, ya que es muy ágil corriendo y saltando para eludir los troncos y ramas que se puedan interponer en su camino y muchas veces se tira al agua para escapar de sus agresores.