Los conventillos se organizaron en piezas alineadas a lo largo de un corredor o en habitaciones distribuidas en una o dos plantas alrededor de uno o más patios.
En determinados sectores se disponían los servicios, pero no todos contaban con ellos.
Una de estas zonas es destacada como fundamental para las relaciones y las pautas de sociabilización establecidas por sus habitantes.
Se trata de los espacios comunes.
El patio central era el ámbito natural donde se intercambiaban pautas culturales y costumbres sociales, así como el lugar en donde nuevos vínculos familiares eran establecidos. Las pequeñas habitaciones albergaron a grupos familiares y estuvieron escasamente separadas unas de otras, desdibujando los límites entre el espacio "público" y lo "privado".