Revisemos la siguiente crónica:
Parte de la Batalla de Las Piedras de José Artigas
Campamento de las Piedras 19 de Mayo de 1811
"... El 18 amaneció sereno; despaché algunas par- tidas de observación sobre el campo enemigo, que distaba menos de dos leguas del mío, y a las nueve de la mañana se me avisó que hacían movimientos en dirección a nosotros. Se trabó el fuego con mis guerri- llas y las contrarias, aumentando sucesivamente sus fuerzas, se reunieron en una loma distante una legua de mi campamento.
Parte 1
Exhorté a las tropas recordándoles los gloriosos tiempos que habían inmortalizado la memoria de nuestras armas y el honor con que debían distinguir- se los soldados de la patria, y todos unánimes procla- maron con entusiasmo, que estaban dispuestos a mo- rir en obsequio de ella. Emprendí entonces la marcha en el mismo orden indicado, encargando el ala iz- quierda de la infantería y la dirección de la columna de caballería de la misma a mi ayudante mayor el teniente de ejército don Eusebio Valdenegro, siguien- do yo con la del costado derecho y dejando con las municiones al cuerpo de reserva, fuera de los fuegos. El cuerpo de caballería al mando de mi hermano, fue destinado a cortar la retirada del enemigo. Ellos se- guían su marcha y continuando el tiroteo con las avanzadas, cuando hallándome inmediato mandé echar pie a tierra a toda la infantería. Los insurgentes. hicieron una retirada aparente acompañada de algún fuego de cañón. Montó nuevamente la infantería y cargó sobre ellos; es inexplicable Excmo. señor, el ar- dor y entusiasmo con que mi tropa se empeñó enton- ces en mezclarse con los enemigos, en términos que fue necesario todo el esfuerzo de los oficiales y mío para contenerlos y evitar el desorden. Los contrarios nos esperaban situados en la loma indicada arriba, guardando formación de batalla con cuatro piezas de artillería, dos obuses de a 32 colocados en el centro de su línea y un cañón en cada extremo de a cuatro. En igual forma dispuse mi infantería, con las dos piezas de a dos y se trabó el fuego más activo.
La situación ventajosa de los enemigos, la supe- rioridad de su artilleria, así en el número como en el calibre y dotación de 16 artilleros en cada una y el exceso de su infanteria sobre la nuestra, hacian la victoria muy dificil, pero mis tropas enardecidas se empeñaban más y más y sus rostros serenos pronosti- caban las glorias de la patria.
El tesón y orden de nuestros fuegos y el arrojo de los soldados, obligó a los insurgentes a salir de su posición abandonando un cañón que en el momento cayó en nuestro poder con una carreta de municiones.
Parte 2
El Solimoes se hundió con la velocidad con que el rayo rasga e ilumina el oscuro firmamento sin dejar señales de su fugaz carrera así, aquella desdichada nave, centro y vivienda de tantos estimables seres, cruzó con rapidez sobre las revueltas aguas del Polonio, dejando ancha estela de espumas en su marcha, hasta que súbitamente las hambrientas olas abrieron sus dilatadas fauces y la tragaron!
Parte 3