Transcripción
A simple vista, distinguir entre un ser vivo y uno no vivo es fácil. Es obvio que una planta, una mariposa o un hongo son seres vivos, mientras que una piedra, una mesa o un auto no. Pero, ¿qué tienen en común los seres vivos? ¿Qué los caracteriza? En primer lugar, todos los seres vivos están formados por células o al menos por una sola. Los organismos unicelulares como las bacterias, protosós y levaduras están constituidos por una sola célula, mientras que los pluricelulares, como las plantas o los animales, están formados por muchas. En segundo lugar, los seres vivos intercambian materia y energía con el ambiente. Por esta razón, se los considera sistemas abiertos. Por ejemplo, con la alimentación y respiración ingresan sustancias al organismo que son usadas por las células como materia y energía para realizar todas las funciones vitales, como crecer y reproducirse. Como consecuencia de este metabolismo, se producen desechos que se eliminan al exterior. También intercambian información, respondiendo al medio y a los estímulos. Obtienen información del medio que los rodea y de esa manera son capaces de responder a las condiciones ambientales. Hasta el organismo más sencillo es capaz de detectar cambios químicos o de luz y reaccionar para protegerse, alimentarse o reproducirse.
Y no solo reaccionan ante cambios del medio externo, sino de su propio medio interno, y responden de forma que puedan mantener las condiciones internas lo más estables posibles. Estas condiciones internas, como la temperatura o la composición química dentro de las células, son muy diferentes a las del ambiente y mantenerlas estables es crucial para realizar todas las funciones vitales de manera óptima. Este mantenimiento del equilibrio interno se llama homeostasis, algo que seguramente notaste a simple vista es que los seres vivos crecen y se desarrollan. Crecer es aumentar de tamaño sea porque las células se hacen más grandes o porque aumenta el número de células, mientras que el desarrollo es el conjunto de cambios que se producen a lo largo de la vida de un organismo, muchos de ellos como preparación para la etapa reproductiva. Y justamente, reproducirse es otra de las características. Mediante el mecanismo de reproducción, los seres vivos originan nuevos individuos que heredan sus características y aseguran la supervivencia de la especie. Según el organismo, la reproducción puede ser sexual o asexual. Y por último, todos los seres vivos están sujetos a la evolución. A través de mutaciones, migraciones y otros mecanismos, van cambiando de generación a generación, adaptándose al ambiente que los rodea.