Escucha con atención el siguiente cuento:
Transcripción del contenido del video
Érase una vez una niña muy guapa y muy buena a quien siempre se la podía ver con una capa que tenía una capucha de color rojo. Por eso, la gente, en lugar de llamarla por su nombre, la conocían por el de Caperucita Roja. Un día le dijo a Caperucita su mamá:
-Hija mía, me dicen que la abuelita está enferma. He pensando, que como hoy no tienes colegio, podrías llevarle algunas cositas y de paso hacerle compañía. Mira he metido en este cesto unas tortitas, manteca y una jarrita con miel. Mira cruzas el bosque sin entretenerte y se las llevas. Ya verás cuánto nos lo agradece.
Caperucita se puso su capa y tomando el cesto se encaminó hacia el bosque. Hacía una tarde maravillosa y ella se sentía feliz porque iba a ver a su abuelita. Así que para no aburrirse en el camino, cantó esta canción: Soy Caperucita que a abuelita voy a ver, le llevo tortitas, mantequilla, pan y miel. Como ella no sabe que a visitarla iré, una gran sorpresa y alegría le daré. - Qué tarde tan bonita, solo se oye cantar a los pájaros y a las cigarras. ¿Qué será eso? Anda pero si es un perro, qué tal está usted. -¡Cómo estás Caperucita Roja? ¿Cómo es que paseas por aquí, querida niña? No, no soy un perro, soy un lobo. Pero un lobo bueno que no va a hacerte nada. Jejej. En fin ¿A dónde vas tan cargada? -Mi abuelita que vive al otro extremo del bosque está en cama. Voy a verla y a llevarle algunas cosas, golosinas. -¿Solamente golosinas? Pues yo apostaría, querida pequeña,a que a tu abuelita le llevases un ramo de flores. Si en vez de ir por ese camino, sigues aquel otro, te llevará al mismo sitio. Podrías tú misma ir cortándolas al costado del camino. Por esa zonas encontrarás flores bellísimas. Muchísimas gracias, ha sido usted muy amable. Iré por donde me dice, ha tenido una gran idea. Adiós.
-Esta sí que ha sido una suerte, mientras ella recoge las flores iré por el atajo, llegaré antes que ella, acasaré a su abuela, me la comeré de primer plato y una vez allí esperaré a Caperucita, que como debe estar tiernísima me la comeré de postre, qué banquetazo, madre mía. Corrió el lobo a toda velocidad y de pronto divisó a lo lejos, la cabaña de la abuela de Caperucita. Cuando llegó ante ella, se asomó por la ventana y vio a la viejecita en la cama. Llamó a la puerta. toc toc toc. - ¿Quién es? Soy, soy Caperucita que vengo a verte. Caperucita, nietecita mía, qué buena eres viniendo a verme. ¡Eh! Dios mío! ¡Oh! Qué señora tan vieja, tiene huesos y piel, cállese, déjese de gritar. Le taparé la boca…, al armario, venga. Me pondré su camisón y su gorro de dormir. Envuélvase en la colcha, vamos. Así Caperucita creerá que soy su abuela porque aquí dentro no se ve muy bien.
Poco después, llegaba Caperucita a casa de su abuela. Soy Caperucita que a abuelita voy a ver, le llevo tortitas, mantequilla, pan y miel. También un lindo ramo le regalaré. Es una gran sorpresa que ella la va a tener. Toc, toc, toc, abuela, soy Caperucita. -Sí, sí, pasa. -Qué malita está la abuela, qué voz ronca tiene. Abuelita, qué tal. -Ay, nietecita mía, no quiero que te acerques a mí para que no te contagies. -Abuelita, qué orejas tan grandes tienes hoy. -Son para oírte mejor. -Y qué brazos tan enormes tienes. -Son para abrazarte mejor, Caperucita. -Qué ojos tan grandísimos tienes. Ah!, para verte mejor, nietecita mía. -Abuelita, qué boca tan grande tienes. -Es para comerte mejor, ARRR. -Socorro, socorro. -Ah, me han herido. Al sentirse herido, el lobo huyó a toda velocidad. Entonces, Caperucita, muy asustada, vio entrar a un cazador con su rifle todavía humeante. - Ah, menos mal que llegué a tiempo. Me pareció que este lobo no tenía buenas intenciones. Así que decidí seguirlo. Logré esconderme aquí afuera y empecé a vigilar. Entonces vi que a la abuela no le hacía nada. Pero cuando te oí gritar, le disparé desde la ventana. ¡Qué susto he pasado! Muchas gracias. Hay alguien ahí en el armario, seguro que el lobo metió ahí a mi abuelita. Abuelita, ya te sacamos. Le quitaremos eso de la boca. -Así.. Pero, ¿qué hace envuelta en esa colcha con lo enferma que está?...-Jejeje, el lobo se ha ido con mi camisón, cómo se van a reír de él sus amigos. Y se ha llevado el gorro, también. JAJAJA. Y así contentos los tres, celebraron esta aventura y cuando la abuela volvió a la cama, Caperucita puso las flores en agua, comieron juntos la rica merienda que la mamá de Caperucita había preparado. Y colorín colorado, esta historia se ha acabado.
Dialogamos sobre:
¿les gustó este cuento?
¿conocen otros?
¿cuáles?