Si bien habían similares características en el rol de la mujer, en realidad no era lo mismo ser mujer perteneciendo a la clase burguesa o a la obrera.
Recordemos que la burguesía alcanzó mayor importancia a partir de la Revolución Industrial, tanto en la espera económica como en la social y política.
Las mujeres de esta clase social accedieron entonces a espacios que solo estaban reservadas para las clases altas, por ejemplo determinadas reuniones sociales.
A diferencia de las mujeres de las denominadas clases bajas, las burguesas no ingresaron al mercado laboral: su posición económica no hacía necesario que aportara un sueldo al hogar.