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Transcripción del video

Pindonga y Perita.

Escrito por Betina Rosas, ilustrado por Liliana García.

Dedicado a Pipe, Chuchi y Cachi, y a todos los niños que disfrutan de los libros.

Betina Rosas

A Magalí y Amaro. Y a los niños que nos inspiran todos los días.

Liliana García.

Era la tercera vez que Pindonga iba a casa de Perita. No había forma de convencerla...

Pindonga era una rana juguetona, a quien su madre le dejaba salir por los charcos, trepar en los árboles y volar con los pájaros.

En cambio, Perita era una hormiga testaruda, responsable y poco juguetona. Siempre usaba un gorro azul.

Sus padres, todos los días, le pedían que ordenara su cuarto. Si luego quedaba tiempo, la dejaban ir a jugar.

La primera vez que Pindonga fue a su casa, la hormiga no tenía tiempo para jugar; entonces, como excusa, le pidió que le trajera cuatro elementos.

Primero le pidió el aire, algo imposible de conseguir según Perita. La rana estaría toda la semana buscándolo.

Sin embargo, en la misma tarde, la rana, con la ayuda del búho, le trajo un pájaro verde cuya cualidad era soplar.

Para Pindonga, la misión estaba más que cumplida.

En segundo lugar, Perita le pidió el fuego; entonces, la rana fue a hablar con el caracol.

- Sí - le dijo al caracol -, de noche necesito alumbrar mi casa, para eso utilizo unas piedras y unas hojas secas de otoño, que siempre tengo guardadas en mi despensa.

Frotó las piedras junto a las hojas secas y surgió mágicamente el fuego.

Así fue como Pindonga llevó las piedras y las hojas secas de otoño y frente a la rana creó el fuego que apagó enseguida, claro, porque era peligroso.

En tercer lugar, la hormiguita le pidió la tierra, lo que fue fácil para la pequeña.

En su carretilla de juguete cargó tres palas con tierra que venían con lombrices. Fue muy rápida porque la ayudó el topo Mino.

Ya casi era la noche. Quedaba poco tiempo de luz y pocas energías.

Perita aún no terminaba de ordenar y le pidió un último elemento: el agua.

Fue fácil para la rana la misión.

Se fue hasta el arroyo y trajo un tazón con agua fresca.

La hormiga la tomó muy feliz.

Al mismo tiempo, Perita pensó: "esta rana es muy ingeniosa. Pudo conseguir todo lo que le pedí, lo que creí imposible, y todo lo hizo para jugar conmigo".

Ayuda a cada animal a encontrar el elemento que corresponda.

Con todos los elementos hallados, Perita se fue a jugar con Pindonga.

Jugaron tanto, tanto, que sin darse cuenta se fueron quedando dormidas junto al charco de agua de Pindonga. Soñaron con aguas y fuegos y con tierras y vientos.

Colorín colorado al anochecer Perita y Pindonga jugaron y jugaron.

En este cuento has visto a Pindonga.

Pero, hemos olvidado dibujar a Perita.

Te invitamos a hacerlo a continuación.

Soy Betina.

¡Yo escribí la historia!

Soy Lili.

Ilustré este cuento.

¿Alguna vez escuchaste hablar de una hormiga que se ordenara el cuarto?

¿Y de que una rana y una hormiga pueden ser grandes amigas?

Si quieres enterarte de estas y otras locuras, te invitamos a leer este cuento.

 

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