En el año 1845 el nuevo presidente del Paraguay, Carlos Antonio López le escribe una carta al comandante de Curuguaty para que le ofrezca a Artigas hacerse cargo de la instrucción del ejército de la República del Paraguay.
A los 10 días Artigas se encontraba nuevamente en las puertas de Asunción.
Artigas nunca asumió el cargo que se le había ofrecido pero sin embargo el presidente López lo invitó a vivir en una casa cercana a su casona de retiro en el paraje de Ybiray, además le suministró ropas y otros enseres.
Una descripción física de su llegada a Asunción lo detalla de esta manera:
era un hombre de mediana estatura, delgado; conforme a la costumbre de aquel tiempo entonces no usaba barba; de largos rizos blancos, vestía siempre un poncho paraguayo (paraí) y un carandaí -sombrero- alto."
Ana Ribeiro (2004)
"El caudillo y el dictador"
Editorial Planeta, Montevideo