Toda esa dinámica con frecuencia conduce a la desintegración de las agrupaciones monopolistas y a la absorción de los débiles por los monopolistas más fuertes.
Por otra parte, los monopolios capitalistas socializan en alto grado el trabajo y la producción en el marco de la propiedad privada capitalista sobre los medios de producción, con lo cual preparan las premisas objetivas de la revolución socialista.