El desarrollo del transporte naval fue también notable.
El desarrollo constante de los barcos y la tecnología aplicada a ellos disminuyeron los costes de mantenimiento y funcionamiento de las naves y aumentaron el espacio reservado para las mercancías y los pasajeros.
Se les aplicaron calderas a vapor de triple y cuádruple expansión mucho más eficientes, se introdujo el casco de hierro en 1860 y posteriormente de acero en 1879, y se aplicó la turbina a vapor en 1894.
Cruzar un océano o llevar una carga transcontinental ya no era imposible.