Zeus era el más importante de los doce dioses que habitaban el Olimpo.
Zeus era hijo de Crono y Rea.
Crono se había casado con Rea a pesar de que ella era su hermana.
Rea tuvo muchos hijos pero el malvado Crono se los comía cuando nacían porque había oído decir que uno de sus hijos lo destronaría.
Rea sufría terriblemente al ver que Crono engullía a sus hijos apenas nacían, entonces, le pidió ayuda a sus padres que le aconsejaron alejarse.
Rea tuvo a su último hijo, Zeus, lejos de su casa, en la isla de Creta donde lo ocultó para librarlo de su malvado padre. Cuando Crono llegó hasta Creta para devorarlo, Rea envolvió una piedra en pañales y Crono, creyendo que era su hijo, se tragó la piedra.
Al cabo de un año la vomitó y Zeus la colocó como monumento. Cuando Zeus creció, se deshizo de su padre, pero como Crono no podía morir porque era inmortal, Zeus lo envió a una isla lejana.
Luego liberó a sus tíos paternos, los Cíclopes, que Crono había mantenido encadenados y estos, en agradecimiento por haberlos liberado de tantos años de esclavitud, le regalaron el trueno, el rayo y el relámpago.
En ese momento también le regalaron a Poseidón el tridente y a Hades, un casco que lo hacía invisible.
Con estas armas poderosas Zeus reinó sobre mortales e inmortales.
En el palacio del Olimpo Zeus tenía un trono de mármol egipcio con incrustaciones de oro. Para llegar al trono había que subir siete escalones decorados con los colores del arco iris.
Por encima del trono había una cubierta azul para mostrar que el cielo le pertenecía solo a él. A su derecha desplegada había un águila de acero con rubíes en los ojos. El trono estaba cubierto por una piel de cordero color púrpura que utilizaba para hacer llover en épocas de sequía.
Zeus Era fuerte, arrogante, caprichoso, violento y bastante ruidoso.
Podía matar a cualquier enemigo que tuviera ganas lanzándoles poderosos rayos y certeros truenos. Cuando se enojaba podía provocar fuertes tormentas y grandes inundaciones que mantenían a los hombres intranquilos.