La Junta de Montevideo sesionó durante ocho meses, en los que fue autónoma de Buenos Aires y buscó contactos directos con España.
Propuso la creación de una junta gubernativa y la destitución del virrey.
Allí se resuelve "obedecer pero no cumplir" la orden dada por Liniers de sustituir a Elío, además se exigió la formación de una junta, tal y como se pedía desde las autoridades españolas.
Fue tanto el furor del pueblo en apoyo a Elío, que Michelena debió refugiarse una noche y marcharse a Buenos Aires sin ser visto por miedo a la población.