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Cada niño con su balero

La experiencia 

El presente trabajo se desarrolló en un grupo de niños y niñas de cuatro años y tuvo su punto de partida cuando uno de ellos trajo a la clase un balero que le había hecho su papá.

Lo mostró, nos contó cómo lo habían realizado, les enseñó a jugar a los compañeros y como todos se mostraron muy interesados, les pregunté si les gustaría fabricar sus propios baleros, a lo que todos contestaron afirmativamente.

La tarea fue abordada desde un enfoque interdisciplinario, porque la capacidad de relacionar un conjunto de saberes abre muchas puertas, amplía la posibilidad de crear, de explorar y de reflexionar.

Relacionar, integrar y transferir conocimientos interdisciplinariamente, promueve aprendizajes relacionados con la vida real.