En consecuencia y en paralelo, sucede una valorización creciente de los servicios, y simultáneamente una creciente reflexión sobre los mismos.
Así, surge un nueva conceptualización del trabajo: como “resolución de problemas”.
El trabajo como resolución de problemas puede abarcar desde soluciones absolutamente banales como las de un cuidacoches que restituye nuestra seguridad de que nuestro auto no será robado ni dañado, hasta los más complejos problemas que requieren crecientes cantidades de información y conocimiento.
El aumento de estos requerimientos se trasluce en el hecho que algunos autores describan nuestras sociedades como “de la información” o “del conocimiento”.
La concepción del trabajo como resolución de problemas implica que los Derechos deben ser garantizados no sólo para aquellos que están directamente involucrados a una determinada actividad, sino que deben proyectarse hacia toda la sociedad.